LA COSTA NOSTRA Y SAN ANDRÉS

ÚLTIMA MEGAENTREGA

Las imágenes incorporadas en este escrito no hacen parte del libro.

El negocio privado con la cosa pública.

La forma cómo se ha negociado el dinero público con los concejales en el relato que hace Laura Ardila Arrieta (ya conocido por muchos); La manera cómo han sido elegidos los Contralores, en el caso de Barranquilla por el Concejo; en el de San Andrés, Isla -que no forma parte de su obra- , por la Asamblea Departamental; y la elección del Personero en las Islas de Providencia y Santa Catalina por el Concejo, surgieren espacios comunes, vasos comunicantes que van consolidando un sistema de hacer política y de amarrar y agarrar los recursos públicos de la comunidad.

El entramado de la contratación que ha imperado en Barranquilla es el mismo que en la última década adoptaron las administraciones departamentales y municipales del Archipiélago, con algunas variantes: En Barranquilla el charismo concentró la contratación en cuatro contratistas locales, salvo algunos megaproyectos contratados con consorcios extranjeros.

En San Andrés y Providencia,, utilizando la modalidad de los convenios “para aunar esfuerzos” y obviar la licitación pública adoptando la figura de la contratación directa, se ha beneficiado a contratistas foráneos entre los cuales el más importante es AREMCA o “Asociación de Municipios del Caribe”, con sede en Barranquilla, subordinando y desconociendo al contratista de las Islas que calificaría para contratar y ejecutar casi todas las obras materiales e inmateriales que se han desarrollado y se vienen realizando.

En Barranquilla antes de la transformación charista ocurría lo qué pasó con el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en el 2000 cuando la Gobernación y el Municipio no tuvieron otro remedio que acogerse a la Ley 550 de 1993. Por eso es importante continuar transcribiendo fragmentos del libro “La Costa Nostra” porque a través del “contrato” nos llevará a identificar universos comunes en latitudes cercanas que finalmente han consolidado la “toma de San Andrés “ por Barranquilla», y la caída de las islas “sin chistar ni protestar” como comunidad, aceptado su condición de subordinación. Una forma típica del colonialismo tropical a través de la contratación.

Así narra Laura Ardila Arrieta en el capítulo cuatro lo que ocurría en la ciudad y en el Departamento:

“La primera Administración de Alejandro Char arrancó con el compromiso, que sobre todo era una urgencia, de “ordenar la casa” en materia de plata. Un cliché bastante pertinente entonces en la ciudad que venía de un período de gobiernos (exceptuando el de Caiaffa, todos del Cura Hoyos y sus herederos) que amarraron parte del recaudo en impuestos a concesiones poco rentables, sobrestimaron sus ingresos, prestaron sin tener fuentes de pago definidas, incumplieron obligaciones de nómina y les quedaron mal a los bancos.

Cuando Char llegó, no había cómo financiar el Plan de Desarrollo.

Para conseguir plata con la Nación, Char buscó en Bogotá a Uribe. De la mano del primer mandatario conoció a otra aliada técnica que efectivamente lo ayudó y con el tiempo se volvió tan clave como la propia Elsa Noguera. Ésa alta funcionaria fue Ana Lucía Villa, la jefa de la Dirección de Apoyo Fiscal (DAF) del Ministerio de Hacienda a la que el Presidente se refería como “comandante”, por su temple a la hora de fiscalizar y asesorar el buen uso de la plata de los entes territoriales.

La también llamada “dama de hierro”, de la que decían no le temblaba la mano para poner alcaldes y gobernadores en su sitio, y quien en una ocasión desató la rabia de Bernardo Hoyos al rechazar un perfume que el entonces mandatario le había llevado de regalo, aconsejó y avaló cada paso que en materia fiscal adelantó el gobierno charista. Sobre todo, confío en él y le dio carta blanca. “Incluso antes de que se produjeran resultados, antes de que empezara a recuperarse la capacidad de pago y de inversión, ella nos abrió varias llaves en la Nación que nos devolvieron liquidez y capacidad de acción, eso fue vital”, me resumió un asesor de la época en la la alcaldía, quien prefirió no ser citado.

En San Andrés estábamos en lo mismo con la DAF.

Alvaro Archbold Núñez con Ana Lucía Villa en San Andrés. Como en Barranquilla en San Andrés estábamos en lo mismo.

Con el monstruo de la crisis financiera más o menos acabado, el gobierno Char empezó a pensar en obras. Fue el momento en el que, de hecho, comenzó a poner las bases de aquellas que han sido pilares de la transformación de Barranquilla y se concretaron a lo largo de tres administraciones del mismo club. Entre ellas están, un programa de pavimentación de vías, que ha permanecido ininterrumpidamente la década y media que lleva la hegemonía y se saben de memoria en la ciudad de los extramuros, llamado “Barrios a la obra”. Consecuente con la indignación que sintió aquella vez que el barro imposible de una calle lo dejó atrapado en una casa de El Bosque, Char arrancó por aquí su camino de años literalmente echando cemento por la otra Arenosa.

Al mismo tiempo, el mandatario empezó una estrategia de comunicaciones que desde entonces le ha apostado, más que a la difusión de mensajes, al control del mensaje, de un único mensaje, sostenido principalmente en la gestión de obras civiles.

Capítulo Seis del libro.

El entramado de la contratación.

Esa segunda alcaldía de Char fue el periodo en el que terminó de cuajar la hegemonía política con la que el Clan ha dominado en Barranquilla, con su particular mezcla de gestión pública eficiente, movidas cuestionables y precariedad democrática.

Una de las primeras actuaciones del alcalde apenas llegó fue citar a los concejales a una cabaña de playa, en el corregimiento Sabanilla de Puerto Colombia. La idea era cuadrar con ellos la coalición del gobierno y celebrar la elección como contralor distrital de una ficha del charismo. Fernando Fiorillo Zapata, el mismo personaje que, apenas pocos meses antes recorría las calles de la ciudad pegando afiches del mandatario al que ahora debía vigilar fiscalmente.

Profesional en derecho, Fiorillo había trabajado en la primera administración de Char, y tenía una reconocida cercanía con el Clan. Fue escogido por el Concejo de manera unánime, después de obtener en 2015 el puntaje más alto en una prueba de méritos diseñada por la Universidad Autónoma y de que Carlos Rojano lo moviera como candidato favorito de la alcaldía. Ese día, frente al mar, los concejales y el alcalde, junto a varios de los secretarios de despacho, festejaron la victoria con trago y con música y se prometieron trabajar juntos el resto del cuatrienio.

Fernando Fiorillo Zapata y Alex Char: Imágen tomada de la Silla Vacía.

Fue una estrategia de poder de los Char a través de la cual el Consejo de Barranquilla pasó de estar controlado por concejales que negociaban los proyectos y el control político por burocracia, y por esa vía mantenían siempre cierta tensión con la alcaldía, a convertirse en una entidad subalterna del alcalde.

Podría decirse que el asunto evidencia el talante de empresarios privados eficaces que tienen los Char a la hora de manejar lo público. Ellos no estaban dispuestos a desgastarse negociando cuotas o asumiendo el costo mediático de los debates, así que optaron por una fórmula distinta a la tradicional. La misma fórmula que emplearon para sellar alianzas en su colonización electoral por el Caribe: financiar políticos propios o de otras maquinarias. Esa decisión les garantizó contar con cabildantes que no hacían grandes exigencias burocráticas y tener total control sobre la secretarías y demás altos cargos del distrito.

Durante la segunda administración de Char en la que se entregaron los mayores contratos de obra de la historia de la ciudad, el concejo fue especialmente clave porque buena parte de esa megacontratación que se licitó tuvo que ser autorizada por los concejales, debido a que comprometía vigencias futuras y así lo exige la ley.

En este periodo, los veintiún concejales, incluyendo al único que tenía el partido de izquierda Polo Democrático, que se supone debía hacer oposición a una alcaldía de Cambio Radical, le caminaron a los proyectos de Alex Char y prácticamente nunca hicieron control. Aunque, de vez en cuando, se oían como voces disonantes la del uribista Carlos Meisel, y la del liberal Ramón Ignacio “Chacho”Carbó, quien llegó a mitad de periodo tras haber peleado jurídicamente su elección.

En 2016, El primer año de gobierno, la corporación aprobó un endeudamiento para contratos de obra que sumó 1.6 billones de pesos, comprometiendo vigencias en algunos casos hasta 2035 y dejó endeudada a Barranquilla casi hasta el tope legal del 80% de sus ingresos. Lo hizo de manera exprés, en apenas tres meses, y de forma inusual, debido a que el mandatario se acababa de posicionar y no es común que un consejo le apruebe a un alcalde recién llegado vigencias futuras de entrada.

Fuentes confiables, que tienen cómo saberlo, me han contado que algunos recibían un porcentaje del monto de recursos cuya contratación aprobaban. Una de esas fuentes es un concejal que me reconoció haber recibido ese dinero. Pero esas versiones nunca han sido confirmadas fuera de toda duda ni probadas por la justicia.

En otra muestra del carácter cerrado y cuestionable de la hegemonía, toda esta gran contratación quedó concentrada en manos de cuatro contratistas amigos del Clan Char.

Los más beneficiados fueron Christian y el Yuyo Daes. El suprapoder con influencia, protagonismo y negocios desde la época del Cura Hoyos, con clara permanencia más allá de los políticos de turno, cumplió entonces doce años de era charista, siendo el mayor contratista de la ciudad tanto en el monto total como por número de contratos.

Ganaron licitación en el paquete de obras entregados para canalizar los problemáticos arroyos. Se quedaron con casi todos los negocios para hacer parques del programa “Todos al Parque”. Encabezaron el ranking de contratistas que construyeron y remodelaron escenarios deportivos para los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla, el megaevento de 2018 en el que la Nación, el distrito y el departamento invirtieron 613.000 millones de pesos. En casi cuatro años de gobierno de Char II ganaron poco más de 253.000 millones de pesos.

En el Top de megacontratistas afortunados los acompaña Valorcon, en cabeza de Julio Gerlein, el empresario que al tiempo fungía como cacique político y tenía alianzas electorales con el grupo del alcalde. En casi todo el cuatrienio, esta empresa ganó 189.601 millones de pesos en contratos con el Distrito de Barranquilla.

Eso es bastante menos de lo que en el mismo periodo de Char ganó otro de los contratistas del grupo de cuatro que contrataron los negocios públicos: una empresa llamada Inversiones Jacur, que sumó contratos por 243.222 millones de pesos. También de un amigo de los Char. De un empresario de nombre Faisal Cure Orfale, quien para la misma época en la que se quedaba con la gran contratación pública, hacía tratos comerciales privados con un sobrino del alcalde y venía de tener sociedades con otros miembros de la familia Char.

En septiembre de 2018, Cure Orfale constituyó la empresa de nombre Desarrollos Inmobiliarios del Caribe en compañía de Fuad Arturo Char Warner, el hijo mayor dé Arturo Char Chaljub. En 2014, el contratista había creado BSJ Construcciones, que tenía como integrantes de su composición accionaria a Inversiones Jacur, a la sociedad Bapacol que administra los activos inmobiliarios de los hermanos Fuad, Farid, Habib y Simón Char Abdala y sus herederos, y a la compañía Simba propiedad de miembros de la familia Char Carson, primos de los Chaljub.

Faisal Cure Orfale.

El cuarto gran contratista fue Engil Col, una de las filiales por medio de la cual la multinacional portuguesa, Mota Engil, que ha sido cuestionada por trabajos en otras zonas del país, ha operado en Colombia. Ese mismo tiempo, ganaron casi 237,000 millones de pesos a través de sus tres empresas: Mota Engil Latam Colombia, Mota Engil Col, y Mota Engilme Construçao, adjudicados en licitaciones públicas para construir un tramo del Malecón del Río y para canalizar el arroyo de la carrera 65. El rostro local de esa contratación de los portugueses es el de Samuel Tcherasssi Lozano, un empresario amigo de Alex Char, quien le hizo una reunión política privada en su casa durante la campaña. Tcherassi aparece como socio de Mota en todos los contratos que se ganó con una empresa de su propiedad llamada Consortium Infrastructura, que fue creada en 2015, es decir, el año en el que fue elegido el mandatario Char.

La figura del Crédito Proveedor

Los procesos contractuales que ganaron estas cuatro empresas se fundamentaron en pliegos de condiciones que establecían altas exigencias financieras, jurídicas y de experiencia, y en casi ningún caso contemplaban la entrega de anticipos.

Las obras convenidas fueron entregadas.

Sin embargo, además de haber quedado en manos de amigos del alcalde, esos contratos se adjudicaron en procesos que crearon las condiciones para que eventualmente se pueda generar un lavado de activos.

La explicación a esa afirmación es que varios de los contratos con los montos más altos entregados por la alcaldía de Char incluyeron una figura llamada “crédito proveedor”, que la Agencia Nacional de Contratación Pública Colombia Compra Eficiente “define como aquellos créditos mediante los cuales se contrata la adquisición de bienes o servicios con plazo para su pago”. Es decir, en palabras más sencillas consiste en que el contratista privado le presta al Estado la plata para ejecutar el objeto del contrato. Así es, en ocasiones los megacontratistas ponían grandes cantidades de dinero y sólo después de entregar el trabajo a satisfacción le cobraban al distrito.

La modalidad, que en principio da la impresión de proteger los recursos públicos, aunque es legal, no ha sido común en grandes licitaciones de otros lugares del país. No es usual que un contratista, incluso con el suficiente músculo financiero, asuma el riesgo de prestarle a un ente público miles de millones de pesos en vez de usar su capital de forma más productiva.

De veintitrés procesos contractuales, que constituyen la megacontratación de Char II, en siete casos se usó la figura de crédito proveedor por un monto que suma medio billón largo de pesos.

La interventoría y los diseños de una parte significativa de las obras de los cuatro megacontratistas de la ciudad fueron contratados a través de una gestora de proyectos de economía mixta que, al menos en ese momento, tenía entre sus dueños a sociedades de la familia Char.

Esa empresa se llama Edubar y la administración de Char le asignó a través de convenios directos, es decir sin necesidad de licitación, 419.000 millones de pesos para que hiciera esta contratación y también para que llevará acabo ella misma otras obras.

Por esa vía, Edubar se convirtió en el sexto mayor contratista de Barranquilla. Con la particularidad de qué entre sus accionistas privados está la Sociedad Río Grande en la que, para cuando Char era mandatario por segunda vez, la familia Char poseía el 18% de las acciones, a través de Supertiendas Olímpica y la Sociedad Colombiana de Inversiones Comerciales “Socinsa”.

El lunes 22 de julio de 2019 el actual Gobernador de las islas, Everth Hawkins Sjogreen, recibió del Partido Cambio Radical el aval para su candidatura a la Gobernación acompañado entre otros por Jorge Méndez Hernández y Carlos Arturo Fontalvo militantes del Charismo en San Andrés. Imágen del periódico “El Isleño”.

Finalmente, y para concluir, Alex Char y el charismo como lo mencioné en escritos anteriores extendieron sus alianzas al Archipiélago de San Andrés y Providencia a través del Partido Político “Cambio Radical” personalizado en el mar de los siete colores por Jorge Mendez Hernández y Carlos Arturo Fontalvo Suárez quienes en una fuerte alianza tejieron acuerdos y compromisos con el actual Gobernador de las islas, Everth Hawkins Sjogreen, participando activamente en su gobierno, a través de secretarias del despacho del ente territorial.https://xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=17859:cambio-radical-dio-avales-para-gobernacion-y-asamblea&catid=36:politica&Itemid=79

El picadito de fútbol con el Pibe Valderrama. Un apoyo al candidato a la Gobernación del charismo en San Andrés, Everth Hawkins Sjogreen, período 2020-2023. Imágen de “The Archipiélago Press”.

Recuerdos de esa campaña en San Andrés los relata el Periódico “The Archipiélago Press” del 14 de octubre de 2019, en artículo titulado: “Crónica de un buen picadito de fútbol que terminó empatado a cinco goles con un penalti atajado por el candidato Everth Hawkins de portero”, reunió a las glorias de nacional y Junior.

Claramente patrocinado por el charismo desde Barranquilla.

Acerca de alvaroarchbold (229 Artículos)
Abogado Universidad del Rosario, Especializado en sociologia jurídica con enfásis en sociopolitica de la Universidad de París II Panthéon-Sorbone. Ex-gobernador del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.